lunes, 2 de julio de 2012

Recetas tradicionales: Migas oscuras


En la cocina tenía tres archinémesis:
- La bechamel
- Los huevos fritos
- Las migas

Recientemente superé mi trauma de la bechamel y los huevos fritos, más o menos, ya me salen. Me quedaba pendiente, por tanto, las migas. Un plato simplón originalmente hecho por la gente del campo que se iba con el rebaño durante varios días y se llevaba pan... que se quedaba duro. Un poco de ajo, chorizo, panceta, pimentón y listo.

O al menos, ésa es una de las mil variantes que hay de las migas. Porque si hay algo que caracteriza a este plato es que partiendo de una base (pan), se pueden acoplar los alimentos del lugar para completarlas. De hecho, sólo en Extremadura hay más de 20 tipos diferentes de migas. Imaginaos en el conjunto de España la variedad que habrá... incluso con pescado, uvas y melón :)

Dado que era un plato que se me resistía, lo tenía en la lista de "humillaciones y venganzas". El otro día intenté hacer un pan sin amasar, pero gracias a mi estupendo horno fue un desastre: yo metí una masa de pan y él me devolvió un ladrillo :(

Como no iba a tirarlo y tampoco me apetecía hacer pan rallado, decidí hacer unas migas. Que sí, que vale, que estamos en julio y ya no hace para unas buenas migas... pero descubrí que este plato estaba rico también incluso en frío, así que no hay excusa :) Así que aquí os dejo la receta de unas buenas migas con morcilla.



El material usado:


- Cazuela ancha



Los ingredientes:


- Pan duro o como mínimo del día anterior
- Agua
- Chorizo
- Morcilla de Embutidos Cuevas
- Panceta
- Pimentón ahumado de La Chinata
- Ajo
- Aceite



El proceso:


Lo más recomendable es usar pan ya pasadito, de uno o dos días de antigüedad, y que empiece a estar duro. A día de hoy eso es bastante fácil: compras un pan, lo abres y a los cinco minutos está seco que da gusto.

Este pan lo cortaremos en cachos más o menos pequeños, tipo miga (oh, a ver si se va a llamar así el plato por esto...). Lo mojaremos ligeramente con agua, para que se ablande un poco sin llegar a hacerse masa y lo dejaremos reposando.

Dependiendo de la receta, los ajos se echan enteros y sin pelar, pelados o en láminas. Hemos optado por echarlo en cachos "groseros", es decir: a la como salga.

El chorizo, que ha de ser blandito, lo hemos cortado longitudinalmente a la mitad y luego hemos hecho láminas.

A la morcilla le hemos quitado la piel y la hemos desmenuzado.

La panceta, dado que no teníamos panceta de la buena de carnicería, hemos usado bacon ahumado (del fiambre envasado). Lo hemos hecho tiritas y listo :)

El proceso para todas las migas es el siguiente: se van echando los ingredientes de uno en uno al aceite (no hay que echar demasiado ni ponerlo muy caliente) y se van retirando. La idea es que el aceite vaya cogiendo el sabor de todos los alimentos de acompañamiento para cuando se echen las migas.

Nosotros hemos empezado por los ajos. En cuanto se han dorado, los hemos retirado a un plato. Hemos continuado con la panceta, parte de la cual ha salido volando fuera de la sartén, así que cuidadito :)

Una vez fuera la panceta hemos echado la morcilla, meneándola bien para que no se nos quemara. La hemos escurrido y se ha ido al plato con las demás cosas. Acto seguido hemos procedido con el chorizo y hemos repetido la operación: freir, extraer.

Total, que ya sólo nos queda por echar las migas. Migas que, por cierto, podemos pringar en pimentón. O eso o retiramos la cazuela del fuego y, cuando el aceite esté menos caliente, echamos el pimentón. A vuestra elección queda.

En cualquier caso, ha llegado el momento de poner las migas. Es importante que no haya demasiado aceite en este momento, dado que el pan según lo echemos se lo va a tragar enterito. No queremos unas migas pesadas, así que de verdad: no echeis mucho aceite al principio :)

Las migas deberían de ser fáciles de cocinar: remover mucho a fuego medio y no quitarles el ojo de encima. Se os irán desmenuzando algunos cachos y otros se quedarán intactos, pero no os preocupeis porque es normal.

Cuando ya no quede líquido (si se seca demasiado podeis echar un poco de agua con la mano, salpicando la cazuela) y estén tostaditas y con un aspecto muy rico, será la hora de retirarlas.

Si sois muy puritanos, será el momento de hacer un huevo frito y ponerlo por encima. Junto con uvas y melón. Y con unos pimientitos. Y... bueno, que yo lo he dejado así :P



La finalización:


Hemos optado por presentación rústica: cazuela de barro, migas dentro.

Hoy he visto un vídeo en el que ponían las migas en el centro de un plato que simulaba la paleta de un pintor. En cada hueco estaban puestos cada uno de los ingredientes de acompañamiento: chorizo, pimientos, uvas, melón, ajos y no recuerdo qué otra cosa. El huevo, encima de las migas.

Nosotros, que somos muy simples muchas de las veces, nos quedamos con esta presentación clásica, que creo que se disfruta mucho más.

Y por cierto, que este plato aunque se presente como plato principal y único, puede ponerse como una tapita tranquilamente ;)

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