miércoles, 14 de marzo de 2012

Cervezas: Guinness


Análisis previo:


Dentro de unos días llega otra vez San Patricio, la festividad del espíritu irlandés por excelencia, parada ineludible para todo forofo de la cerveza.

Llevábamos mucho tiempo pensando hacer una crítica de esta cerveza y hemos decidido que, aun pecando de obvios y poco originales, era momento de hacer un breve análisis de la cerveza negra por antonomasia: Guinness, un clásico que no podía faltar en nuestra sección líquida :)


La verdad es que a estas alturas de la vida, dudo que a nadie vaya a sorprenderle nada de lo que ponga aquí. Raro sería que alguien no la hubiera probado o al menos visto en alguna ocasión.

Lo primero que hay que decir de esta cerveza es que el modo óptimo de tomarla es de grifo. Hay muchos intentos de hacer que las latas o botellas "sepan a grifo", pero no es reproducible el efecto de hacer la ceremonia completa y correcta. ¿Y cómo es esa ceremonia? Básicamente y simplificando mucho, se llena el vaso especial de Guinness hasta un poco más de la mitad (dos tercios, más o menos) con el vaso inclinado, se deja reposar hasta que se asiente, se rellena el resto ya en vertical y se vuelve a dejar reposar. Hay quien incluso aprovecha esa espuma tan característica y densa para hacer dibujitos con el grifo mientras hacen el segundo llenado:



Lo segundo que hay que decir de este clásico es que es una cerveza en el que las burbujas caen. O al menos eso parece, ya que es un efecto que se produce porque... bueno, mejor os leéis un artículo de yorokobu.es donde lo explican muy bien: http://www.yorokobu.es/%C2%BFpor-que-las-burbujas-de-la-cerveza-guinnes-van-hacia-abajo-y-no-hacia-arriba/

A lo largo de mi colección de cervezas hay varios especímenes de Guinness tanto en latas como en botellín. Todas igual de elegantes, con un mismo diseño mínimamente cambiado a lo largo de los años. Unas veces el arpa es más grande, otras más pequeño, quizás más dorado, quizás un poco menos. Estamos ante una de esas marcas que no necesita remozarse para ser elegante y estar acorde a los tiempos. Un diseño sobrio y equilibrado, un diseño agradable.



La cata:


Esta cerveza negra cumple a la perfección la definición de "stout". Obviamente, dado que fueron ellos los que lo popularizaron. ¿Y en qué consiste una stout? Básicamente en una cerveza negra, amarga, de malta de cebada tostada y de poca graduación alcohólica. Metidos en sabores, podemos apreciar un claro sabor cafetero y cierto toque a regaliz.

Si hay algo por lo que destaca esta cerveza es por su densidad, lo que la hace ser definida como "masticable". Además, aunque la cerveza tenga espuma muy densa, en boca prácticamente no se nota. Muy finita y densa, ni pica ni empalaga. La lástima es que en general, suele "evaporarse" del vaso demasiado rápido para lo que me gustaría.

Dado que "casi" no tiene alcohol, esta cerveza es muy fácil de tomar... si obviamos el tema de su densidad y del tamaño de una pinta. Como no tiene casi alcohol, no deja casi sensación de sequedad. Lo que sí que deja, clarísimamente, es esa sensación de maltosidad y de caramelo pegajoso en la boca que tanto nos gusta.

La cerveza en sí tiene poca historia más que contar. Quizás lo más interesante es su aplicación al mundo gastronómico. Un pastel hojaldrado de carne, queso y cerveza quedará siempre genial con esta cerveza como ingrediente. Y si no la pones como ingrediente, al menos úsala para acompañarlo. O quizás para un postre de chocolate y/o café y/o regaliz. O con frutos rojos. O con vino de tipo Porto.

Como podeis comprobar, aunque quizás no sea la mejor cerveza, no sólo es una de las cervezas más famosas del mundo y un referente, sino que además tiene mil aplicaciones en el mundo de la cocina como ingrediente. Una cerveza que no puede faltar en ningún frigorífico o buena reunión viendo rugby: Guinness.

1 comentario:

  1. soy incapaz de tomarme una cerveza entera....salvo si es guinness :) y no es una exageración

    ResponderEliminar